Diario de Brus Muller (Entrada)

La vida no son mas que un ir y venir de constantes decisiones... ¿porque no cojerlas todas?

En "El diario de Brus Muller" podras vivir y escoger todas las posibilidades, viajaras, reiras, pensaras, lucharas... todo sin salir de tu habitacion, pero... ten cuidado... recuerda no traspasar la linea o te quedaras en este fantastico mundo en el que todo puede pasar.

miércoles, 2 de mayo de 2012

El Diario de Brus Muller reabrira sus puertas el 10 de Junio, con un lavado de imagen y de estilo, mas historias, mas relatos y mucho mas tiempo para contarlo todo.

Volveremos con Blanca (capitulo semanal) y otras historias que seran de publicacion variable.

Gracias a todos aquellos que me apollaron y dar las gracias a los que estan haciendo posible que esto vuelva a funcionar.

sábado, 19 de marzo de 2011

El diario y Blanca Cap V

Ene y la llamada

Me he pasado la tarde jugando con el gatito, al que por cierto todavía no le he puesto nombre. La comida que le ha comprado mi padre a escondidas parece gustarle o por lo menos no se queja. Ahora simplemente esta echo un ovillo en una esquina de la mesa, donde duerme. Tengo que decirle a mis padres lo de Sergio, que con la historia del gato no he dicho nada, si no lo pregunto esta noche estoy segura que se va a cocinar para el invitado. Me levanto y ordeno un poco mi habitación, recojo la ropa, hago la cama, enciendo el ordenador… ya se que esto no forma parte de ordenar pero antes de ponerme a estudiar tengo que escribir la segunda parte del relato, que aunque mis lectores sean pocos, no puedo fallarles más. Una vez que la habitación esta algo más… como diría yo, humanizada. Ahora solo necesitas un traje químico para poder entrar. Hay alguna que otra pelusa que corretea por el suelo en busca de cobijo; hay que tener cuidado con ellas, pueden llegar a ser muy peligrosas, sobre todo si las ve mi madre.

El sonido de la música flota en el ambiente y rodea a la escena que aparece ante mis ojos, comienzo a teclear lo más rápido que puedo intentando captar la esencia del momento, los olores, palabras, sentimientos, sensaciones… en fin, intento hacer que sea lo más real posible. Siento como unos ojos curiosos me observan. El gatito curioso avanza con mucha cautela por la mesa hasta que queda a mi altura y me observa.

- esto no puede ser – le digo sonriendo – así no me concentro – digo acariciándole. Un maullido dulce me envuelve y por algún motivo sacude mi realidad, en la que no me habían atropellado. No sé como separar ese recuerdo, parece tan… real. Hago un paréntesis, se que hasta el lunes no podre resolver nada, así que no voy a estar pensando continuamente en ello. Intento terminar pero a duras penas consigo enlazar tres frases con sentido, así que decido que la mejor opción será ponerse a estudiar, así por lo menos me aíslo del mundo que me rodea. Paso las horas que quedan de la tarde recitándole al pobre gato el temario, él salta de un sitio a otro investigando, sin prestarme la menor  atención, no lo culpo, no creo que le interese mucho la genética. La escena tiene que ser tronchante, una chica persiguiendo a un gato por su casa recitándole, un tema de biología y millones de formulas de física. El sonido de la cerradura rompe el esquema de la persecución  y ambos avanzamos para recibir a mis padres que entran muy animados.

- hola, emm…. ¿Que le has hecho ya al pobre? – pregunta mi padre mientras acaricia al gato. Serás pelota…

- nada – digo mientras que lo veo enroscarse al zapato de mi padre – bueno… lo he estado persiguiendo mientras le hablaba de física – digo ante la mirada acusadora de mi padre que sonríe

- bueno y ¿como se llama? – pregunta mi madre lanzando una mirada cortante, tanto que puedo escuchar cómo se parten varios muebles.

- ene – digo, simplemente.

- ¿ene? – dicen mis padres al unísono.

- si… ene de negro – digo explicándome – pero suena mal llamarlo Negro– digo sacándome un nombre de la manga, ¿Qué mas tendré ahí dentro? La verdad es que todavía no me había puesto a pensar en su nombre.
- bueno… Blanca y Negro, Negro y Blanca – comenta mi padre paseando la mirada por el comedor – hay que poner la mesa ¿no? – mi madre cierra la puerta y se desmaterializa – que a tu madre nos tiene preparada una sorpresa para esta noche – valla… esto no es común. Puedo escuchar ruido de cacerolas y otros varios que proceden de la cocina, ya se donde se materializo.

- quien entre en la cocina formara parte del menú – grita mi madre y tras esto asoma la cabeza y frunce el ceño

- vale… vale… - levanta las manos mi padre y me mira – prometemos no pasar – mi madre se esconde en la cocina y cierra la puerta – escucha – me dice mi padre mientras se quita el abrigo – le he comprado un par de cosas a tu madre – hace una pausa - ¿crees que podrás esconderlas hasta el postre? – comenta mientras que saca un par de estuches envueltos

- ¿Qué celebramos hoy? – pregunto, mientras que veo a ene que se pierde por el pasillo

- es nuestro aniversario – dice con una sonrisa deslumbrante con la que me acaba de cegar

- pues claro dame – digo cogiéndole las cajitas

- ahora tu – me dice

- yo ¿Qué? – pregunto

- que tienes que decir – dios es impresionante, a pesar de que no lo veo casi nunca soy un libro abierto para el, ¿llevare un letrero luminoso?

- vale… me has pillado – comento bajando la cabeza – el lunes tengo el examen de Física y he pensado… - mi padre ha cruzado los brazos, mala señal – que… - está esperando que termine – podría venir Sergio a ayudarme a estudiar – cae una bomba entre los dos

- no – dice tajante

- pero, ¿Por qué? – pregunto indignada, ya sabía que esto no iba a ser tan fácil

- porque no y no hay más que hablar. Que para estudiar no necesitas a nadie – dice mientras se va a su habitación para ponerse cómodo.

-No es justo… ¿ahora qué le digo a Sergio? – pienso, mientras imagino la desilusión que se va a llevar, estaba preocupado por mí. Me paso casi dos horas pensando en que decirle, pero no se me ocurre nada, nada con lo que poder excusarme.

La paz se ve interrumpida por un asalto de los GEOS en mi habitación – a ver, ¿Qué te ocurre? – comenta mi madre – y rápido que no tengo tiempo – dispara la pregunta

- que quería invitar a un amigo a comer el domingo, pero… - intento terminar

- tu padre te ha dicho que no - ¿no me vais a dejar terminar ninguna frase? - ¿verdad? – pregunta

- y no me ha dado ninguna explicación – respondo – ahora estoy pensando en que decirle – digo mirando al techo de nuevo

- pues dile que se venga el sábado – dice mi madre sonriente

- ¿Cómo? – pregunto muy sorprendida

- yo hablo con tu padre, ya verás cómo no pone objeción – dice mientras que veo otro intruso

- ese chico no entra en casa – se impone mi padre que parece tres metros más alto

- vamos a ver… ¿Por qué? – responde mi madre en un tono calmado

- porque no – intenta zanjar

- mira Francisco, quiero que me des una explicación razonable – responde

- no, no tengo porque andar dando explicaciones – mi padre sigue creciendo

- bien, pues entonces va a venir mañana a comer y lo voy a llamar yo – responde mi madre

- mira… mira… no quiero entrar en una discusión ahora – responde

- déjalo, no pasa nada – comento desde mi cama

- ¿Cómo? – pregunta mi padre mientras vuelve a su tamaño original

- que yo llamo a Sergio ahora y le digo que ha surgido un imprevisto y se acabo el asunto -  digo a sabiendas que muy a mi pesar y que por mucha lucha que plante la respuesta va a ser de mi padre y no va a ceder

- no seas tan rápida – dice mi padre – después de cenar hablamos – mi madre y yo abrimos los ojos como platos ante estas palabras, tiene que estar muy enfermo para decir eso

- ¿estas bien? – pregunta mi madre un poco preocupada

- pues claro… Blanca se esta haciendo una mujer adulta y antes o después voy a tener que aceptarlo, quiera o no – razona mi padre mas para sí que para nosotras – aunque me cueste aceptarlo – continua

- entonces ¿que le digo? – pregunto manteniendo la expresión de sorpresa

- tu nada y tu tampoco – le dice a mi madre – cuando llame hablare yo con el

- lo tengo que llamar yo – comento a modo informativo

- cuando llame hablare con el – dice mi padre muy seguro – tranquilas, vendrá a comer y espero que te ayude a estudiar de verdad – comenta saliendo de la habitación

- pero mama… - le digo

- tu padre sabrá, es mejor que lo dejemos así y si vemos que no llama que lo haga tu padre mañana ¿no? – comenta amablemente mi madre – algo es algo  - dice saliendo de la habitación

- la mesa no se va aponer sola – grita mi padre

- voy – respondo. Cuando estoy poniendo el mantel el teléfono suena, me quedo helada, vah… será otra persona, no puede ser Sergio

- Blanca – dice mi padre – Sergio quiere hablar contigo – dice mientras veo como se acerca mi padre con el teléfono, ¿Cómo lo sabía?


domingo, 6 de febrero de 2011

Contacta con Brus Muller

 Mayteca, (lectora del diario desde que abrio sus paginas) me pidio que hubiese alguna forma de contactar conmigo. Es una idea bastante buena y por ello voy a dejaron un par de direcciones de contacto, que segun pase el tiempo ire modificando.


Msn--> las4razas1@hotmail.com


e-mail--> quimera715@gmail.com

Podeis mandarme correos a ambos, los cuales abrire entre el viernes y el domingo. Remitire en caso de ser necesario, pero no espereis una respuesta inmediata la cual se dara si tengo bastante tiempo.


En el msn me conectare un par de horas todas las tardes que pueda, la hora no va a ser concreta pero podeis tomar como patron estos horarios:


Tardes: De 17:40 a 19:30

Noches: De 22:15 a 23:30

El Bosque maldito IV


28 de Mayo de 1357

He contactado con un alquimista Español que dice conocer el extraño alfabeto del volumen. En menos de un año espero poder llegar hasta él, por el momento le responderé a su escrito para que sepa de mí y me indique sus señas.

El camino se me está abriendo y tengo que aprovechar las oportunidades que se me presentan. No se los secretos que me alberga el volumen, pero seguro que son más que necesarios para el avance científico. Mañana promete ser un día largo continuare en otro momento.

14 de septiembre de 2010

Un frenazo seco casi lo saca disparado por el cristal, pero el cinturón le salvo de un moratón que ahora se habría trasladado al cuello. Ya habían llegado. Ante ellos se abría un prado hasta que como de la nada aparecía una línea de arboles. Bajaron todos de sus vehículos y contemplaron el verde paisaje que rezumaba vida.

- Acamparemos allí – dijo Derek, señalando  unas rocas de considerables dimensiones que parecían abandonadas por un gigante

- vamos chicos – ladro uno de los conductores – no tenemos todo el día – gritaba mientras dejaba unas marcas de neumático sobre la hierva

No tardaron mas que un par de horas en montar todo el equipo y cuando hubieron terminado el sol caía con fuerza a pesar del elido ambiente que les rodeaba. Se refugiaron en la improvisada sala de reuniones mientras que encendían las planchas eléctricas y servían un café caliente para todos. La comida fue un agradable descanso para los miembros del equipo que charlaban animadamente de temas diversos, futbol, hijos, pesca, coches… y demás temas varios, todos salvo uno: Derek, que tenía un nudo de un marinero experto en el estomago. Observaba complaciente el frondoso bosque que a escasos cien metros, tenía su línea, perfectamente apreciable dividiendo y ocultando el misterio que habían ido a desenterrar. Una sombra crecía al lado de su homónima y la botas gastadas de uno de sus subordinados aplastando la hierva mojada.



- ¿Qué cree que encontraremos? – pregunto por detrás de Derek

- probablemente algún loco – respondió – un ex-francotirador, como mucho – y como respondiendo del bosque se pudieron escuchar los rumores de varios disparos

- ¿lo ha escuchado señor? – pregunto acelerando la respiración

- si, pero, hay algo que me inquieta mas que unos cazadores – respondió Derek

- ¿el que? – respondió

- que ese sea el único sonido que hemos escuchado desde que llegamos – y tras estas palabras el eco de fondo de los disparos desapareció y los dejo solos ante un silencioso bosque que esperaba y no iba a decir nada – mañana entraremos – dijo decidido

- antes de ello deberíamos ir a visitar al hombre que vive en la zona – comento poniéndose a su altura – por lo menos antes de entrar – dijo contemplando la misma línea que ambos divisaban

- no, primero quiero saber que es lo que… - su voz se interrumpió de pronto, al divisar un peto naranja que se acercaba

- parece un hombre – comento un tercero que se había unido a la conversación

Un hombre con un chaleco naranja se acercaba a ellos, con un rifle acunado entre sus manos. 






Perdon por el retraso pero no he estado en casa este fin de semana. Esta parte es algo corta, pero me esta costando un poquillo preparar la line argumental he de reconocer que me esta suponiendo un reto.

domingo, 30 de enero de 2011

El diario y Blanca Cap IV


 El gato

Llego con la lengua fuera al portal de mi casa, estoy roja y puedo notar el corazón en la sien, latiendo a toda velocidad, estoy acelerada. Me siento en los escalones que dan paso a los ascensores, mientras que veo la pesada puerta cerrarse. Un quejido sale de la rueda de un coche, las ruedas no se suelen quejar ¿no? Creo que me estoy empezando a volver loca, dejo la cartera y miro atentamente.
-Ya verás cómo va a ser una rata- pienso. Tras la rueda un pequeño gatito negro asoma la cabeza y con un maullido lastimero me observa, tumbado en el asfalto bajo un coche que hay aparcado. Me acerco de rodillas mientras rezo porque a nadie se le ocurriese tirar algún chicle por donde estoy pasando. El gato se abalanza sobre mí torpemente, salta y se acomoda en mi regazo tiritando, de miedo supongo.
- vamos a casa, a ver si te encuentro algo de comer – pienso mientras noto como me lame tiernamente, mientras tanto yo le rasco detrás de las orejas, lo que parece gustarle porque empieza a ronronear. Me levanto y llamo al ascensor gato en mano, cuando llega caigo en la cuenta de que la mochila me esta esperando en la escalera y que como no le salgan piernas no va a subir solita, corro a cogerla, pero el tiempo justo para que el ascensor se escape burlándose de mi. No tardo en conseguir a su hermano que muy a su pesar tiene que cumplir su función, subir los seis pisos que me separan del refugio que supone mi habitación: un bunquer, en el que estoy segura de todo y de todos. Abro la puerta y anuncio mi llegada con la sorpresa que supone el nuevo inquilino.



- Hola – grito – ya estoy en casa… y traigo una sorpresa – continuo

- Blanca, ¿Cómo te ha ido el día? ¿bien todo no? – dispara mi madre sin dejarme responder, ciertamente nunca me deja hacerlo – corre y pon la mesa que tu padre esta… - intenta terminar, mirando a la bola de pelo negra que la observa atentamente expectante – … - intenta pronunciar, pero, parece que mi madre ha decidido ponerse a mascar un chicle que no tiene

- Mama, antes de que… - digo ante el muro que supone mi madre en estos temas

- no y no hay más que hablar – dice señalando con un cucharon de madera, con el que parece intimidar al gato que esconde la cabeza

- pero míralo… - digo intentando persuadirla

- no me da ninguna pena – dice amenazándolo con el cucharon – esa bola de pelo no entra en mi casa y punto – la bola de pelo mira al cucharon y maúlla dulcemente, lo que parece ceder algo a mi madre – bueno… pero… - parece que el muro ha caído – no, no quiero cosas de esas en mi casa – pero acaban de apuntalarlo y ya no hay posibilidad de que ceda. El sonido de las llaves nos saca de la conversación. – ves ya esta hay tu padre y tú con eso – comenta, vamos ni que fuera un leproso

- hola, ¿Cómo estáis chicas? – comenta extendiendo los brazos para estrujarnos, pero cuando me doy la vuelta ve un par de ojos nuevos y se queda con los brazos abiertos mirando al gatito – anda, y este quien es – dice en un tono amable. Todo no esta perdido voy por el mazo a ver si abro brecha

- un gato que ha traído tu hija – dice mi madre. Como si trajese todo lo que veo de la calle, mañana me traigo un banco del parque y seguro que  monta menos escándalo

- bueno ¿y que? – pregunta mi padre el que parece no poder cerrar los brazos – mientras que lo cuide ella no hay problema – comenta. Creo que vamos a tener que ir a que le quiten la escayola a los brazos.

- pues que no lo va a cuidar… lo sabes igual que yo – dispara mi madre

- si no lo cuida – recoge mi padre las balas – no se queda en casa – hace una pausa y me dice – bueno, entonces ¿Cómo se llama? – me quedo quieta esperando la reacción de mi madre que le arranca a mi padre un brazo y se lo lleva a la cocina, espero que no le pegue con el cucharón. Yo mientras tanto voy a mi habitación y acomodo al gatito en la mesa junto a mi cartera, espero pacientemente a que se toma una decisión sobre el. Pasados diez minutos se escuchan los aplausos y el vencedor sale en dirección a mi santuario en el que espero la noticia.

- se puede quedar – dice mi madre – pero lo cuidaras tu y solo tu – señala mi madre con el dedo acusador – y mañana hay que ponerle las vacunas y ve pensando un nombre… - habla tan rápido que tardo un par de minutos en asimilar toda la información.

jueves, 27 de enero de 2011

El diario y Blanca Cap III

 Capitulo III Notas

Hace al menos un cuarto de hora que término el recreo, todos mis compañeros están atentos a la explicación de la profesora, sin embargo, yo soy incapaz de apartar la vista de la ventana donde hace un tiempo vi como me atropellaban. Incapaz de encontrar una explicación, estoy en clase más muerta que viva, hasta que Sergio logra resucitarme pinchándome desde atrás con su bolígrafo.

- ¿Qué? – le pregunto con tono ofensivo girándome

- ¿estas bien? O… - habla como si quisiera disculparse - ¿te pasa algo con nosotros? – pregunta

- no, pero… - digo indecisa – últimamente estoy muy liada – digo mientras vuelvo a mirar por la ventana

- se que te pasa algo – responde – me tienes preocupado – dice con un tono casi paternal

- ¡Sergio! – Brama la profesora – ya que te lo sabes tan bien porque no nos explicas este ejercicio – si las miradas matasen, estoy segura que Sergio y yo estaríamos muertos

- el domingo voy a tu casa – dice tan bajo que apenas puedo oírle. ¿Por qué está preocupado? No me pasa nada, o si, no, pero lo que me preocupa es otra cosa. Miro de reojo a Nerea que se podría confundir en un huerto de tomates de lo roja que esta, de rabia, parece querer matarme y se porqué – cógela – dice Sergio tirándome su libreta

- espero no volver a ver nada así en mis clases – comenta la profesora alzándole la voz a Sergio, el pobre se está entre la espada y la pared. Un autentico combate de miradas se lleva a cabo en el que parece que mi querido amigo lleva ventaja, pues resuelve fácilmente el ejercicio – debe estar más atento en mis clases y por supuesto hablar menos. Las actividades sociales y los ligoteos déjelos fuera del aula – comenta mientras que Nerea se bufa como un gato en celo, cuando pisan su territorio… Sergio.



- Buaf… casi me cuesta la vida – comenta para sí mismo – te debo querer mucho para arriesgarme así – consigue arrancarme una sonrisa. Para ser sincera se preocupa mucho por mí y no me molesta.

- Blanca – me grita un pulpo a la izquierda – toma – dice tirando un papel – espero que no sea una declaración de amor del Pulpo Paul como le llamo. Abro el papel y leo el contenido.

“soy Nerea, deja a Sergio… es mío, no empieces una guerra que no puedes ganar” – esto me parece demasiado fuerte, hasta para una gata en celo. Cojo el bolígrafo y escribo lo que me sale – yo solo soy amiga de el y no quiero nada más – termino dándole el papel al pulpo y durante unos segundos se debate entre leerlo y no leerlo, la decisión la toma cuando Nerea le atraviesa con la mirada y con mucho respeto le entrega el trozo de papel.

- Blanca, te toca corregir el ejercicio treinta y dos – dice la profesora que se ha percatado de la situación con sus cámaras de vigilancia

- sí, un segundo – digo mientras me levanto. Noto como me lanza un cuchillo la gata en celo de Nerea

- deje la libreta y coja su calculadora – dice la profesora observando muda el intento de asesinato. Me giro dejo la libreta en mi mesa.

- me dejas tu calculadora, que la mía se me ha olvidado – le digo tendiéndole la mano

- bueno… pero es de Huelva – bromea Sergio, mientras que en la otra banda se escucha a una gata maullar agresivamente

El ejercicio es complejo así que comienzo dibujando las paredes del horno y escribiendo los datos que me dan, una vez hecho esto rebusco en mi maltrecho cerebro las formulas que van apareciendo poco a poco hasta que una encaja con los datos que tengo, apenas tardo un minuto pero la profesora se empieza a impacientar, a partir de aquí todo va sobre ruedas, saco fácilmente todos los datos que faltan y termino el ejercicio cosa que parece molestarle a la profesora pero tanto o más a Nerea. Camino hasta mi sitio donde me espera la respuesta de ella y a juzgar por el pato de pulpo a la gallega que la acompaña la han intentado leer. Me siento y la leo distraídamente.

“ya, ya… eso es lo que tu dices, te recomiendo que no te interpongas - que pesada, con el tema – si no quieres meterte en líos aléjate de él, ¡YA!  DE UNA VEZ O TE ARREPENTIRAS – a alguien se le ha olvidado tomarse las pastillas para los cambios de humor esta mañana”

- yo no voy a quedar con el – escribo con letra clara – pero es él quien se ha empeñado en venir a mi casa y por supuesto como buena amiga no le voy a decir que no – termino a sabiendas que no es la respuesta que esperaba, dándole el trozo de papel a los restos de lo que antes era el pulpo. Veo con fascinación su reacción ante mis palabras: arruga la nota y la guarda en el estuche y dedicándome una mirada digna de un asesino profesional me señala y vocaliza claramente “esto es la guerra” me encojo de hombros y miro a la profesora que arde impotente ante la situación, con tal intensidad que recalienta la clase como los hornos que está explicando. El resto de la mañana paso de los ataques y notas que rechazo de la gatita y ante su impotencia intercambio palabras amables con “el hombre prohibido” cosa que parece ponerla más furiosa y por alguna razón me alegro que no se haya fijado en ella sino en mi, bueno como amiga me refiero. Estoy demasiado ocupada como para los amores en estos días de deyabis (estos momentos que te parece ya haber vivido, los que para mi ahora son una autentica realidad)



- bueno entonces ¿te vienes a comer el domingo? – la pregunta le pilla por sorpresa

- em… no se – dice indeciso

- venga que eres el único del grupo que no ha venido y así te enseño mis historias – intento persuadirlo

- bueno… pero no es seguro – comenta – le tengo que preguntar a mis padres

- ok, ¿te gusta la pasta y la pizza? – le pregunto conociendo de antemano la respuesta
- no es seguro que me dejen, tenlo en cuenta – responde

- ¿te gusta o no? – le digo

Asiente – ya veremos si puedo ir – dice esbozando una sonrisa amable que me atrapa por algún motivo

- pues claro, como te ibas a perder mi comida – digo saliendo del hechizo

- anda – comenta sorprendido al tiempo que suena el timbre de cambio de clase – una mas y nos vamos – dice para sí – ¿vas a cocinar tu? – pregunta

- pues claro – le digo orgullosa de mis pobres habilidades en los fogones

- pues entonces voy con una condición – dice mirándome a los ojos

- dispara – digo perdiéndome en sus ojos. ¿Pero qué me pasa? ¿seré idiota? Es mi mejor amigo, supongo que estoy algo contenta por recuperar el contacto con él y espero recuperarlo también con Laura y Marta

- que me enseñes a cocinar – hey… eso es un disparo de verdad, ahora voy a tener que cocinar en serio y no voy a poder pedirle el favor a mi madre. Ella sí que es una maestra de los fogones

- de acuerdo – cierro el trato, pensando en mis padres, que hasta el momento no lo había hecho. ¿Cómo lo hago? Ya esta… les diré que viene a ayudarme a estudiar y los encantos de “el hombre prohibido” harán el resto. Las noticias vuelan rápidamente y se escuchan los gritos de guerra de la banda contraria.

La última hora se me hace interminable, hasta que por fin nos dejan salir de la cárcel en la que estamos encerrados de lunes a viernes. Corro hacia la salida despidiéndome apresuradamente de Laura y Marta que charlan animadamente con Sergio entre risas, se despiden a la vez de mí. Corro a mi casa hasta que mi cerebro me amenaza de muerte y cambio de dirección, hacia la librería de la otra vez. No tardo más de cinco minutos en hacer el trayecto. Cuando llego me encuentro a aquel hombre que imagino que será el dependiente echando la persiana metálica.



- lo siento querida – dice subiéndose las gafas – acabo de cerrar

- valla – digo - ¿Cuándo abre? – le pregunto amablemente recuperando el aliento

- de lunes a viernes de ocho a dos de la tarde – sentencia. No voy a poder comprar de nuevo el diario y el libro a no ser que me fugue – pero… - continua – el lunes por la tarde tengo que hacer inventario, si te pasas podemos llegar a un trato si me ayudas – dice el dependiente

- claro, muchísimas gracias – digo despidiéndome y corriendo todo lo rápido que puedo hacia mi casa.

- dile a tu madre que tengo el libro que pidió – grita el hombre
- vale – le respondo. No me había dado tiempo a meditar la proposición del hombre de ayudarlo, cuando… dice estas palabras, tengo que preguntarle a mama de que conoce al dueño de la librería “El sueño”. Una pregunta más para el montón, aunque sé que esta es mucho más fácil de responder que el resto de las que tengo en el tintero

martes, 25 de enero de 2011

El bosque maldito Cap III

Dereck, sentado delante de cientos de papeles meditaba sobre la investigación que acababa de abrir. No estaba seguro de lo que estaba haciendo y mucho menos el motivo, no sabía que esperarse, ni con que se iba a encontrar sobre el terrero, asique comenzó a buscar “caza fantasmas” por la red revisando, historias, leyendas y grabaciones en las cuales la estática impedía escuchar los supuestos ruidos paranormales, cosa que no era de extrañar. Continuo con la búsqueda de otros “especialistas” para el caso, hasta altas horas de la madrugada cuando el sueño le gano la batalla. Aterradores licántropos, incorpóreos espíritus y escalofriantes no muertos le persiguieron a lo largo de toda la noche por el bosque.

El sonido de cinco motores rompía el silencio sepulcral de la mañana, un total de doce hombres cargaba en los todoterreno el equipaje mientras que amigos, compañeros y parejas les animaban y preguntaban sobre el bosque, una vez estuvo todo cargado el equipo se despidió de sus familiares, amigos, compañeros, hijos… y partieron hacia un destino incierto, mientras que los más pequeños jugaban ignorantes del riesgo que corrían sus padres, el resto se quedo charlando lúgubremente sobre la situación en la que estaban sus familiares.

- Dereck – bostezo el conductor del primer vehículo

- dime – bostezo Dereck también

- ¿no tienes novia, familiares, amigos? – pregunto. Al ver la cara de su superior cayó en la cuenta de que no había suficiente confianza entre ambos para darse esa clase de preguntas – espero que no te moleste la pregunta – se disculpo

- no, no te preocupes. La verdad que mis familiares viven bastante lejos y no tengo contacto con ellos y el trabajo no me deja tiempo para las mujeres – respondio casi drogado por el sueño

- qué triste – pensó en alto uno de los pasajeros de atrás

- toma, esto me lo dio Toni para ti – le dijo dándole un codazo a Fred, que había pensado demasiado alto

- gracias – dijo Dereck cogiendo un pequeño portátil – pero ¿que? – dijo extrañado

- ha, eso es para que hagas algo así como un diario de abordo – respondió Yerad – hay que escribir en el, cada doce o veinticuatro horas – continuó – pero tú eres el más chulo, que lo vas a hacer con un portátil del ejercito – dijo riéndose levemente

- bien comenzare cuando estemos alli – dijo soñoliento – despertarme cuando lleguemos – consiguió construir la frase andes de dormirse